viernes, 29 de noviembre de 2013

Lecciones de vida a partir de un poncho

Anoche cumplí un sueño: tocar en vivo en poncho y calzoncillos. La verdad que no me siento ni un poco más completo o superado. Cualquiera al final eso de cumplir los sueños. Es cierto que mi sueño no implicaba mayores habilidades que estar en una banda y tener un poncho, pero era mi sueño de cualquier manera y hoy no soy un hombre más feliz. Así que voy a asumir que toda mi vida me han mentido y eso de tener sueños es una paparruchada de Disney, que el camino a la felicidad está pavimentado de drogas, fernet y mujeres y que el lado oscuro es más fuerte.
Entre los otros sueños que ahora no haré nada para cumplir cuento ganar el nóbel de literatura, ser actor porno, llenar Wembley, ser el 9 de la selección (¿vieron que nadie quiere ser el 6 de la selección?) y ser campeón mundial de algún pseudo-deporte extravagante tipo ping-pong o escoba del 15. Todas cosas que podrían haber sucedido, pero a las que ahora no dedicaré ninguna atención. Porque la vida me defraudó, y al final lo único útil es inventar el inyectable que genere endorfinas, o sea redescubrir la heroína.
Peneführer.

P.D.: posta que estoy escribiendo con una constancia tétrica. Los halagos me están llegando, encima cumplo sueños que me dejan insatisfecho; debo estar viejo.

No hay comentarios.: