sábado, 27 de octubre de 2012

Volví, pero no en forma de fichas porque me gusta mi forma corpórea

Ayer estaba laburando y en un momento dado dije "eso tiene que ir al blog". Por supuesto que no me acuerdo qué era, pero aquí heme, escribiendo después de más de 1 mes. Vergüenza. Con diéresis y todo. Mucho tiene que ver mi falta de texto con que estoy tan indignado con tantas cosas que ya no tiene sentido desquitarse con ninguna. ¿Dónde está el placer en hablar mal de la defensa de la selección si se avergüenzan solos? [Dato de color: qué buena idea la de Campagnaro de entrar con protector bucal. No encarás con el mismo entusiasmo a un tipo que está dispuesto a darte un cabezazo] Tampoco voy a desquitarme del trabajo esclavo que tengo, de la miseria que gano y de lo caro que está todo. El que quiera escuchar semejante pelotudés puede poner TN. Sí, por el contrario, quiero hablar de algo que nos atañe a todos, no como esas mariconadas de los Qom, la ley de medios y las fragatas militares en el culo del mundo. Quiero hablar de por qué el Diego es el más grande de todos. Mucho más que esos putos de Messi, Pelé y el Poroto Cubero. Como todos saben, la relación entre el Kun Agüero y Giannina Maradona ha llegado a su fin, dejando al pobre Benjamín Agüero Maradona, futuro mejor futbolista del planeta, en el seno de una familia rota. Y el Diego, grande, ídolo, dijo al respecto: "Mis hijas no se divorcian, enviudan". El día que Messi diga algo así, ahí vamos a poder discutir quién es el jugador más grande de todos los tiempos. Aunque le retomo la discusión si gana un mundial.
Peneführer.

P.D.: es claramente lo mismo que separa a Federer (Messi), Nadal (Cristiano Ronaldo) y Djokovic (Poroto Cubero). No conozco sus equivalentes en otros deportes, pero voy a asumir que la Lucha Aymar es una Messi con tetas que crecen junto con su fortuna.