lunes, 22 de septiembre de 2014

Hoy vamos a hablar sobre emisiones de sonido

Acabo de pasar todo un viaje en bondi con el altavoz prendido escuchando la radio, haciendo zaping de radios inclusive, pero como se escuchaba por los auriculares no me enteré hasta que llegué a mi casa. Qué vergüenza. Ojalá pudiera buscar a toda la gente con la que compartí el viaje para pedirle perdón. Por dios, estaba parado al lado de una madre con su bebé y dos ancianos, soy un monstruo. Como todo lo malo que me pasa en la vida, fue todo culpa de un bostero por poner el partido en mi radio. En el fondo igual se lo merecen por no decirme nada. Me tendrían que haber cagado a piñas. Yo me hubiera cagado a piñas. ¿Quién me creo que soy, poniendo el altavoz y molestando a todo el mundo?
Los animales de mi manzana se han vuelto locos. El gato que tanto odio porque le gusta correr ruidosamente por mi techo ahora no sé si está en celo o enfermo o qué pero no para de hacer ruidos que suenan a agonía y correr de un lado para el otro, generando los ladridos de un perro, que cuando se aburre de ladrar se pone a llorar porque lo dejan solo. Toda la noche me la pasé escuchando miaaaaauuuu tucutucutucu* guau guau guau y de vuelta. Podría haber dejado interferencia en la radio a todo volumen y hubiera molestado menos.
Peneführer.

* vendría a ser la onomatopeya de "gato corriendo sobre techo de policarbonato". Seguramente en cualquier momento la agregan a la RAE.

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