Quiero comentarles que me he transformado en un máster chef de las harinas. Ayer cené una pizza que estaba orgásmicamente buena y acabo de terminar de hacer unos panes lactales que están para abrirlos y cogerse la miga, además de que hago unas tartas... muy ricas y poco sexuales. Soy propietario y un gran cocinero, no me digan que no soy un gran partido. Lo de pobre es fácilmente solucionable: ¿no era que estamos en el siglo XXI, basta de sociedades patriarcales, igualdad de género? Yo no le voy a impedir a nadie que salga a trabajar. Apoyo la idea de una pareja que salga a ganarse la tarasca con el sudor de su frente y me dé su sueldo para gastarlo en pelotudeces a cambio de sexo cada tanto y cocinar todos los días. Salvo cuando pido delivery, también tengo que descansar a veces, viste. No puedo estar todo el día siendo tu esclavo, limpiando la casa, cuidando los pibes, ¿qué te creés que soy, un robot? ¡Ya no me tocás, Roberta! ¡¿Te creés que no me entero que te estás cogiendo a tu secretario?!
Qué poco coherente pasa a sonar todo cuando decís secretario. Me hace pensar en el secretario técnico del PC Fútbol, pero creo haberme explayado en mis problemas con ese juego. En fin, si alguna dama quisiere romper con el cuento de Disney, revelarse contra los estereotipos impuestos durante siglos sobre las mujeres por un sistema vil y patriarcal y de paso ahorrarme el poco esfuerzo que hago por el poco dinero que gano, estoy a su servicio hasta que hayan hecho la suficiente cantidad de plata como para divorciarme.
Peneführer.
*El otro día le mandé un mail al sujeto que hace los chistes estos, porque a los genios hay que hacérselo saber. No como ustedes, público ingrato. Menos mal que soy lo suficientemente perspicaz para darme cuenta por mí mismo.
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