lunes, 3 de octubre de 2016

Juanse encontró la religión en Myke Myers

De más a esta altura que narre la historia del carnicero. Ya dije que si no se ponen disfraces no vale salir a hacer justicia por mano propia. Culpa tuya si abajo de la campera no tenías el disfraz de Carnicerou Man.

Capaz me quedó eso colgado por ahí. Ya nadie se acuerda el carnicero.
Anoche una chica en happn (sí, tengo happn y tinder y los uso de formas completamente misóginas) me saluda y en menos de un minuto transforma una charla casual en una sexual. Empezó por decirme lindo, cosa que me pareció rara; después me dijo "saxofonista, debés tener la lengua re entrenada" y yo me puse contento porque alguien finalmente hacía la conexión sin que se lo dijera; después me dijo "estoy re caliente, me estoy tocando, qué ganas de chupar una buena pija" y ahí se fue todo a la mierda. En realidad no, en mi cabeza hice 2+2=4 y dije "es alguien boludeando o es un ciberchorro"; en la charla todo mantuvo su curso sexual, tomó un tinte más sadomaso ("me gusta que me aten y me puteen y traten mal") y finalmente alcanzó el climax poco después de que me dijera que estaba por acabar: me borró. Asumo entonces que no era un chorro (o el más boludo del mundo), así que debía ser alguien que saca placer (sexual o cómico) de entablar conversaciones de ese tipo y leer las respuestas del otro. La conclusión del asunto igual es que calentarse es fácil, no importa que lo que haya del otro lado de la foto de la chica linda sea un guacho de 13 años. Tiene que poner una hot line por wasap ese purrete.
Peneführer.

P.D.: ¡campeones del mundo (deletreando futsal)!

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