jueves, 14 de mayo de 2015

La comida va aquí

En la esquina de Macacha Güemes y Juana Manso, barrio de Puerto Madero, hay una vinería de lo más cheta (como todo lo que se encuentra en Puerto Madero) en la que venden el objeto más irónico jamás inventado*: un pingüino de oro. Para el que no lo sepa, un pingüino es, además del más famoso ave que no vuela y un malo de Batman, una jarra para escanciar vino. Para el que no lo sepa, escanciar es una muy buena forma de decir servir que implica borrachera. No creo que lo implique de verdad, pero yo conocí la palabra en el contexto de un chiste sobre gente del campo re mamada que se cogía cabras y me quedó la idea de que uno se "escancia un vino de cartón", no se "escancia un bivarietal cabernet-malbec".
Mientras escribo ésto sucede lo que seguramente será "el superclásico del gas" a partir de hoy. Cómo zafó Blas Giunta del bodrio por no haber conseguido entrada. No sé si lo de Blas Giunta fue una noticia de repercusión, capaz me lo contaron a mí y no lo sabe ninguno de ustedes y el chiste pierde su efecto. Qué terrible pensar que eso me podría costar que creyeras que era un chiste malísimo sin sentido cuando en realidad era un chiste malísimo nada más.
Peneführererererererererer.

* datos provistos por el COSABO (Consejo de Sabios del Bosque).

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