jueves, 22 de enero de 2015

Lo único que leerás esta semana que no diga "Nisman"

Acabo de terminar de ver Argentina - Alemania en el mundial de handball. Otro mundial donde el arbitraje favorece a los nazis sin carpa. Decir que Alemania perdió la segunda guerra mundial es claramente una exageración.
Todas mis pesadillas se han hecho realidad: me encontré el martes último en un "encuentro", "happening", como quieran ponerle, en el que todo lo que se ofrecía de comida era para el paladar del vegetariano, o sea, no para el mío. Tuve que salir a buscar un pebete como dios manda. ¿A quién se le ocurre poner un cartel que dice "empanadas" y que las variantes sean verdura con queso o calabaza, ninguna de nerca? Me sentía como el personaje de "Soy leyenda" (no Will Smith, que es un negro capo en una película chota, sino Vincent Price o su versión literaria, que son blancos y de clase media), el último hombre sobre la faz de una tierra repleta de monstruos veganos.
Probablemente eso debió haberme preparado para lo que se venía: mala música y "performances" de las que lo mejor que se puede decir es mujeres en paños menores. A ustedes no les dirá nada, pero "comprame, soy un playmobil" quedará grabado para siempre en mi cabeza... junto al culo de la que lo decía. ¿Habla muy mal de mí que todo el tiempo de una performance pensaba en sexo o estamos todos de acuerdo que es un error de concepción de la obra misma? Por lo menos un error acá, en Carlos Paz parece ser el estándard.
Por supuesto todo esto sigue sucediendo en la montaña, donde el hippismo encuentra nuevos límites que transgredir y culos que agitar.
Peneführer.

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