domingo, 20 de octubre de 2013

No se me ocurre un título, pero ni que fuera importante

Este texto arrancaba hablando de un tiroteo en Washington, pero lo colgué tanto que ya no tiene gracia. Ahora si no hablás de trenes, estás out.

Habrán notado que a medida que nos encaminamos hacia el aniversario número 3 de este blog (¿¡3 años!? ¿¡ya!? no, en diciembre), la frecuencia de los textos aumenta. Esto se debe en gran parte a que últimamente estoy recibiendo todos los halagos que siempre merecí como el genio que realmente soy. También a que el mundo que habitamos ustedes y yo (o por lo menos me gustaría creer que es el mismo, o todo lo que he escrito carecería de sentido) cada día es más imbécil y suceden cosas mágicas e incomprensibles como un cine con sensaciones (http://www.cinesargentinos.com.ar/articulo/210-asi-es-una-sala-de-cine-4dx/) o Lilita Carrió, que viene sucediendo no sólo desde antes que este blog, sino que desde antes que yo, pero por alguna razón le siguen dando aire televisivo.
Pero volvamos: soy un genio. Tú lo sabes, yo lo sé, podríamos decir que es vox populi a esta altura. Entonces, ¿por qué sigo siendo pobre? Es obvio que vos, sí, vos, salame, conocés a alguien que trabaja en una editorial, o por lo menos conocés a alguien que conoce a alguien, porque la matemática dice eso. Entonces, ¿por qué no me hacés publicar así me puedo dedicar plenamente a ser un vagabundo y entretenerte mientras te pudrís en una oficina? Porque todo bien con los halagos, es obvio que me masturbo todas las noches con sus lindas palabras, pero todavía no ha llegado el día en que masturbarse te alimente*.
Peneführer.

* chistes aparte del chiste aparte.

No hay comentarios.: