lunes, 18 de enero de 2016

No culpes a la playa, culpá a los que la visitan

Lo más probable es que suba esto por celular, porque ahora que escribo muy espaciadamente no avisé que por alguna cantidad de días me encuentro en "the happy". La casa en cuestión carece de computadora, wifi o inquilinos civilizados, pero ahora soy una chica del 2000, sin mariposas ni ositos y con un celular con internet. Por supuesto que para usar mi celular del nuevo milenio tengo que competir por adaptadores para el cargador.
 Esta manía por escribir boludeces graciosas comenzó como hoy: a mano en Mar del Plata. En aquella ocasion, tenía que comunicarle a los 17 drogadictos que paraban conmigo que me iba a buscar café mucho antes que ellos se despertaran, por si me raptaban de camino y me transformaban en la putita de las inferiores de Aldosivi. En esta ocasión, el equipo en cuestión es Excursionistas, cuyos ex jugadores de reserva están haciendo un asado en la casa en que yo habito. Y a mí y al amigo que me invitó, primo de uno de estos sujeto-deportistas , no nos contaron para la ingesta de carne y vino. Antes creía que eran unos chetos putos, pero no malos tipos. Cómo se puede ser tan desalmado? No te digo que no se lo haría a mi peor enemigo porque ni en pedo te comparto un asado con mi peor enemigo, pero no se hace.
Para colmo, ya que no nos sentíamos bienvenidos fuimos a una plaza y un adolescente me pintó la cara en un manou a manou de basquet. Sólo cosas malas suceden en la feliz.
Peneführer.

No hay comentarios.: