martes, 17 de abril de 2012

Confesión

Soy un boludo. He llegado a esa conclusión determinante el día de hoy. ¿Por qué soy un boludo, se preguntan? Seguro no se lo preguntan, pero les voy a decir igual. Soy demasiado buen tipo; en este mundo de predadores, garcas y minitas que no entregan, yo soy demasiado buen tipo. Hoy estaba en la conexión de la A y la C (claramente la anécdota es mala, siendo que ocurre en un subte y hoy eso le es ajeno a la mayoría) y a un chabón adelante mío se le cayeron 100 pesos. Sí, 100 pesos. No es que pensé que eran 2 y etc; desde que el billete estaba en el aire podía ver el rostro de Roca guiñándome el ojo. ¿Y yo que hice? Sí, los levanté, le toqué el hombro al loco y se los devolví. Un chabón que pasaba me felicitó, imagínense lo idiota que debo haber quedado. Me pasé la siguiente hora pensando "si ahora tuviese 100 pesos que me cayeron del cielo...". Tenía grandes planes para ellos. Como apostar 100 al rojo. Pero no; soy bueno. Yo creo que cualquier psicólogo que haya entendido algo de la carrera diría que es culpa de mis viejos, que me han consentido demasiado. Ahora podría estar 100 pesos más feliz. Y considerando que no tengo trabajo, mi viejo también estaría 100 pesos más feliz. Y si yo usara el dinero para el bien, como comprar una pizza e invitarle al que anduviera cerca, el ciclo seguiría, y todo el mundo sería mejor. Aunque, por otro lado, si no le hubiese devuelto la plata al dueño, tampoco le hubiese invitado nada a nadie.
Peneführer.

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