viernes, 4 de diciembre de 2015

Fabulantástico

Voy a proceder a contarles la fábula del Perro con Botas.
El perro con botas fue otrora un perro común y corriente. Bueno, leal, tonto; esos adjetivos que le caben a los canes. Vivía en una casa con una familia que lo quería y lo cuidaba. Pero esta familia, los Thompson, vivían en Lago del Terror, un pueblucho de clima frío. Entonces, para cuidar al perro, le pusieron un pullover y unas botas, así no cogía el fresco. Y entonces el perro con botas murió de angustia porque ya no pudo correr.
La moraleja de la historia, que como toda buena fábula tiene una y como toda mala historia hay que explicarla, es que no vistas a tus mascotas, porque (además de quedar como un pelotudo) a ellas les gusta andar en pelotas. Igual que a vos, pero no hay reglas de la sociedad que se los impida.
¿O acaso la moraleja es que hay que vivir desnudos?
Lo dudo, porque justo hoy tuve una charla sobre "la gente que acepta mucho dinero a cambio de vivir en un lugar inhóspito como Tierra del Fuego".
Peneführer.

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