Cuando sos un adolescente (no hago diferencia de género, pero los que me conocen saben que nunca fui una niña de 15 años, así que no puedo hablar sobre sus intereses, pero voy a asumir que tienen más que ver con Brad Pitt y el pene de Brad Pitt y menos con culotetafútbol), muy a pesar de tus padres, la amplia mayoría de las cosas que suceden en el mundo te chupan un huevo. Más de uno que lee pensará "ah, no, este Peneführer no entendió nada, yo a los 15 años luchaba por la revolución bolchevique"; yo también luchaba por la revolución, pero porque tenías más chances de ponerla luchando por la revolución que yendo a la iglesia (pero, una vez más, nunca fui una niña de 15 años... ni Brad Pitt, para el caso). Las cosas que te interesan, entonces, son los culos, las tetas, el fútbol y las formas más básicas de entretenimiento (música, cine, tele, compu, porro, alcohol, cualquier combinación de las anteriores). Por eso ver The Wall de la cabeza con una minita es la gloria.
Pero no nos desviemos del punto. Aquellos que me conocen saben que tampoco tengo 15 años hace ya unos cuantos años. Y ahora que no tengo 15 años me doy perfecta cuenta de que nunca tendré esa cantidad de tiempo libre (bueno, mentira, ahora tengo más, pero yo soy un caso especial, estamos hablando del general de la población) y de falta de preocupaciones. Entonces, está más que bien pasarse los días de la adolescencia encerrado en tu cuarto masturbándote con una pantalla y jugando al Counter-Strike en otra mientras te fumás un caño. Porque podés y no te hace mal*.
Pero además porque tampoco es que mis prioridades cambiaron tanto y también me gusta pasarme un fin de semana encerrado teniendo sexo y otro encerrado jugando al Counter, lo único que cambió es separarlos. Por lo menos hasta que consiga una mina que juegue al Counter.
Obvio que cuando se lleve 16 materias por pasarse los días masturbándose y jugando al Counter lo tenés que cagar a puteadas. Pero está en tu hijo encontrar el balance entre geles lubricantes y libros de historia, no en vos.
Peneführer, líder de la revolución neeeeerrrrrd.
* mal te hace laburar en un callcenter.
Pero no nos desviemos del punto. Aquellos que me conocen saben que tampoco tengo 15 años hace ya unos cuantos años. Y ahora que no tengo 15 años me doy perfecta cuenta de que nunca tendré esa cantidad de tiempo libre (bueno, mentira, ahora tengo más, pero yo soy un caso especial, estamos hablando del general de la población) y de falta de preocupaciones. Entonces, está más que bien pasarse los días de la adolescencia encerrado en tu cuarto masturbándote con una pantalla y jugando al Counter-Strike en otra mientras te fumás un caño. Porque podés y no te hace mal*.
Pero además porque tampoco es que mis prioridades cambiaron tanto y también me gusta pasarme un fin de semana encerrado teniendo sexo y otro encerrado jugando al Counter, lo único que cambió es separarlos. Por lo menos hasta que consiga una mina que juegue al Counter.
Obvio que cuando se lleve 16 materias por pasarse los días masturbándose y jugando al Counter lo tenés que cagar a puteadas. Pero está en tu hijo encontrar el balance entre geles lubricantes y libros de historia, no en vos.
Peneführer, líder de la revolución neeeeerrrrrd.
* mal te hace laburar en un callcenter.
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